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Efectos psicológicos de la primavera

La primavera, es una de las 4 estaciones de las zonas templadas de nuestro planeta. El término proviene del latín del término prima, (primer), y vera (verdor).

Astronómicamente esta estación comienza con el equinoccio de primavera, situado entre el 20-21 de Marzo en nuestro hemisferio norte. Esta fecha celebra que la duración del día y de la noche es la misma. La estación termina con el solsticio de verano, en torno al 21de Junio, fecha que coincide con la noche más corta, y el día más largo.

En la cultura judeo-cristiana en la que nos desenvolvemos en nuestro país, estas fechas coinciden de manera aproximada con la Semana Santa, y la famosa noche de San Juan, que celebra precisamente la noche más corta, y el día más largo. Fechas que anteriormente a nuestra cultura, eran también motivo de celebración desde ritos paganos pre-cristianos.

La primavera, se caracteriza fundamentalmente por un aumento progresivo en las horas solares, y por lo tanto conlleva un aumento progresivo de las temperaturas. Todo ello, hace que en la naturaleza surja de nuevo la vida tras el invierno, periodo de hibernación y de reposo. De esta manera surge el milagro de la primavera en la naturaleza: la vegetación crece, periodo de floración, y de cría en muchas especies animales.

Por ello la primavera, es tiempo de acción, de cambio, de renacimiento. Esto explica por qué tenemos más energía para comenzar nuevos proyectos. La primavera, representa una energía muy activa que permite movimiento y progreso.

Bajo un prisma más filosófico la primavera nos lleva a una idea de renacimiento, de renovación, de resurrección, y de nuevo crecimiento.

El mito de la primavera como un tiempo donde todo renace y la gente se enamora, tiene una base histórica real que nos viene de las sociedades agrarias donde había una relación estrecha con la naturaleza. La tierra debía dar sus frutos y las mujeres, hijos. El hombre es una combinación de naturaleza y cultura, es decir, que la conducta humana no es puramente instintiva.

Se la conoce también como la estación del amor, del romance: al igual que la que las mariposas revolotean, los pájaros nos alegran con sus cantos, y las flores nos ofrecen sus mejores colores, igual existe la creencia de que durante esta estación se originan más noviazgos y matrimonios que en otras estaciones.

Y así, viendo cómo se revitaliza toda la naturaleza durante estas semanas, durante estos meses, en nuestra especie humana también se producen unos cambios.


Por supuesto que la primavera también tiene efectos sobre nuestros organismos. La primavera, es la estación que más condiciona nuestros hábitos así como el estado de ánimo y de salud: "La primavera la sangre altera". No sólo trae enamoramientos, euforia y alergias, sino que hace también que el cuerpo funcione de otra manera.


El alargamiento progresivo de los días como ya se ha comentado, el aumento de las temperaturas, hacen aumentar la posibilidad de realizar nuevas actividades al aire libre. Y es que la primavera suele animarnos más que cualquier otra estación del año. 

El aumento de las horas solares, y de la temperatura, provoca una movilización de hormonas que favorecen un estado de ánimo positivo. El sol, es en gran medida responsable de los cambios hormonales que favorecen una mayor actividad sexual.

Aunque no es sólo cambios hormonales y emocionales, son también conductuales: si en vez de 7ºC, hay 22º, la calle está con más gente divirtiéndose, disfrutando de su tiempo de ocio.

Esta mejoría climatológica, en cambio hay personas aunque pueda parecer contradictorio en las que se puede reflejar un estado negativo: cansancio, tristeza y falta de energía, esto que recibe el nombre de astenia primaveral. La causa puede ser que nuestro reloj biológico, nuestro ser circadiano necesita un cambio para adaptarse a las nuevas condiciones.

Es decir: el impacto emocional de estos cambios puede tener un carácter positivo, la denominada euforia primaveral, o bien un carácter negativo, la astenia primaveral:
-    La euforia primaveral se caracteriza por un aumento del entusiasmo, la mejora del sentido del humor, y en general, por el incremento de apetito sexual.
-    En cambio, la astenia primaveral provocará alteraciones en el humor, estados de ansiedad, malestar físico e incluso sensación de soledad y tristeza.


Comentario aparte merece el adelanto de una hora el último fin de semana de marzo: En estas fechas nos acostamos más tarde, y esto desemboca en síntomas como tristeza, irritabilidad, falta de concentración, menos apetito, etc. Esto es temporal, suele durar apenas unos días, y remite sólo.

A las personas nos alegra poder irnos quitando ropa, el buen tiempo, el calor y el sol nos anima a ello. El sol nos aporta vitamina D, que posee importantes beneficios sobre el sistema inmune. El calor del sol, produce una vasodilatación, disminuyendo la tensión arterial, a la vez que libera endorfinas que actúan sobre el humor y el estado de ánimo.

La polinización. En esta estación, la mayoría de las plantas comienzan este proceso, que hace aumentar las enfermedades alérgicas, destacando a las temidas gramíneas, produciendo inflamaciones en la mucosa nasal -conocidas como rinitis estacionales- y conjuntivitis. Es el costado menos grato de la primavera


El término primavera como ya se ha dicho significa primer verdor, y es toda una definición que está asociada con el despertar del deseo, porque después de todo las flores son órganos sexuales. Pero los hombres somos una creación cultural. Por eso, los factores fisiológicos, genéticos y de química cerebral juegan su parte, pero también la historia personal, la biografía.

El médico Daniel Cardinali, experto en ritmos biológicos explicó que la especie humana tiene un calendario biológico que va variando con las estaciones del año. Este calendario funciona con estímulos hormonales.

Cualquier variación en el nivel de hormonas como la melatonina (segregada durante la noche en el cerebro, por la glándula pineal) provoca cambios en la actividad sexual, la emocionalidad, las ganas de comer, el sentido del olfato y las frecuencias de sueño.

Como en primavera hay menos horas de oscuridad, varía la producción de melatonina y eso trae otras respuestas físicas y emocionales: el individuo discrimina mejor los aromas que lo atraen y esto tiene efectos en su sexualidad. Está comprobado que en primavera aumenta la actividad sexual, entre otros motivos por la feromona, otra hormona.

En primavera hay cambios en el área cerebral conocida como sistema límbico, que regula los estados de ánimo y la voluntad. Hay gente que se pone más eufórica, hiperactiva, mientras otros se deprimen. 

La depresión estacional en invierno es un hecho estudiado en varios países nórdicos. A esos pacientes se los trata llevándolos a sitios con mayor luz solar, algo que da buenos resultados. Se cree que estos cambios ocurren porque varía la concentración de serotonina, una hormona que funciona como neurotransmisor de estímulos cerebrales.

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